Teóricamente el banco no puede
vender productos complejos a sus clientes pero a la vista está que en la
práctica que hacen firmar un papel y te endosan lo que más les conviene en cada
momento.
Os dejo aquí un breve resumen de
los principales productos de ahorro e inversión con una sencilla explicación de
cada uno de ellos.
Cuenta corriente o a la vista:
El más sencillo de todos y usado. El banco te guarda el dinero a cambio
de una rentabilidad mínima. Por el otro lado también tiene comisiones de
mantenimiento que normalmente son más altas que los intereses que te dan.
Sólo los buenos clientes gozan de cuentas sin comisiones. El dinero que tengas
ahorrado en la cuenta corriente está garantizado hasta 100.000 euros por
el Fondo de Garantía de Depósitos. Si el banco dónde tienes la cuenta corriente
quiebra los primeros 100.000 euros de cada titular están a salvo.
Depósitos a plazo:
Cada banco le pone su nombre pero al fin y al cabo un depósito a plazo
(o Imposición a plazo) es similar a una cuenta corriente pero con la diferencia
que los intereses que te da el banco son mayores a cambio de que no saques el
dinero en un cierto de tiempo. Cuando mayor sea el tiempo del depósito mayor
debe ser su rentabilidad. La rentabilidad es 100% segura y al igual que las
cuentas corrientes el dinero está garantizado hasta los primeros 100.000 euros.
Ojo con las penalizaciones si quieres sacar el dinero antes del vencimiento.
Muchos bancos en vez de pagarte intereses te ofrecen regalos como Baterías de
cocina, televisiones… Hay depósitos desde 1 mes de plazo hasta varios años. Es
el producto rey por excelencia del ahorro en este país. Con la situación actual
el rendimiento medio a 1 año que debería pagarte tu banco está entre el 3 y el
4%.
Depósitos Garantizados, Estructurados o vinculados:
Ojo que a diferencia de los
productos anteriores aquí ya empezamos a asumir más riesgo. Se tratan de
depósitos a plazo con un componente de riesgo por el que en algunos casos la
rentabilidad no está asegurada. Es el típico depósito cuya rentabilidad está
vinculada por ejemplo a la evolución de la acción de Telefónica e incluso a si
el Real Madrid gana la liga. Es una mezcla entre depósito a plazo y casa de
apuestas. Sólo aptos para aquellos que estén dispuestos a perder dinero. Yo no
lo aconsejo como vehículo de ahorro. A la hora de vendértelo te marean y sólo
te cuentan lo bueno: “Si la acción de
Telefónica no baja tiene una rentabilidad del 6% bla bla bla…” Al ahorrador
se le iluminan los ojos cuando oye el 6% y al cabo del año no ha ganado nada.
Está demostrado que la mayoría de veces la rentabilidad es cercana al 0%.
Acciones.-
Las acciones
tienen un elevado riesgo. Las posibilidades de pérdidas son muy altas y muchas
veces el inversor desconoce en qué empresa está invirtiendo realmente.
En cualquier empresa se puede perder el 50% del dinero de
un plumazo: no se salva ni una, tan sólo hay que ver cómo cotizan los
principales valores del Ibex como Telefónica, Repsol, Santander,…Ya no digamos
si las acciones que compramos son de los conocidos “chicharros”, es decir,
valores pequeños que al igual que se pueden multiplicar por 2 o por 3 en pocos
días también se puede perder todo. Por ejemplo Jazztel, Zeltia, incluso las
grandes inmobiliarias se multiplicaron de valor en la época de bonanza y ahora
están prácticamente todas en quiebra: Metrovacesa, Fadesa...
La inversión en acciones suele tener mucha liquidez a no
ser que tengamos acciones de pequeños valores. Debido a la gran volatilidad hay
que invertir dinero que no se vaya a necesitar en el corto/medio plazo sino te
puede pasar que cuando necesites el dinero tengas que vender a precios muy bajos
(como sucede ahora).
Divisas.-
Es un producto
arriesgado para inversores novatos. Se pueden usar como inversión o como
financiación. Pero tienen un gran riesgo, una fuerte oscilación de la divisa
puede provocarte grandes pérdidas en tu cuenta corriente en divisa e incluso
que tu hipoteca se incremente en un 20% por la apreciación de la divisa en la
que has formalizado la hipoteca. Cómo los tipos de interés de Japón eran más
bajos que en España mucha gente firmó la hipoteca en Yenes. Asumiendo de este modo
un gran riesgo. Imagínate comprar un piso por 200.000 euros y que al cabo de
dos años tengas que devolver 240.000 euros porque se ha apreciado el Yen. Vale
la pena el riesgo? Yo creo que no.
Fondos de Inversión.-
Es la mejor
forma para el inversos particular de invertir en renta variable. En vez de
comprar acciones de una compañía u otra lo que haces es meter el dinero en un
fondo de inversión (hay miles). Los expertos gestores se encargan de gestionar
todo este patrimonio invirtiendo en empresas que son analizadas por ellos
mismos o casas de análisis. Puedes escoger dónde invertir el dinero: fondos de
empresas tecnológicas, de salud, farmacéuticas, financieros… Además también hay
fondos de renta fija, garantizados, inmobiliarios,… La parte negativa es que
tienen una comisión de gestión que oscila entre el 0,5% y el 2,5%
aproximadamente. Pero merece la pena pagarla para que sea un experto el que
gestione las inversiones: zapatero a tus zapatos.
Bonos y Letras.-
Hasta hace poco
eran el producto seguro por excelencia. Rendía poco pero era seguro. La crisis
ha hecho que esto pase a la historia: ahora rinden mucho porque se le presume
un riesgo elevado debido a la desconfianza que existe sobre la solvencia del
Estado. No obstante, sigue siendo una inversión comparativamente muy segura con
el añadido de un mercado muy profundo que permite comprar y vender con
facilidad.
Participaciones preferentes.-
Es un producto perpetuo, es una mezcla entre las acciones y los
bonos. No tienen vencimiento por lo que puede ser una inversión para toda la
vida. Los rendimientos están condicionados a la que empresa tenga beneficios.
Además si la empresa va a la quiebra son los tenedores de participaciones
preferentes son los últimos en cobrar sólo antes que los accionistas. A estas
pegas habría que añadir la falta de liquidez cómo está ocurriendo en la
actualidad en la mayoría de entidades financieras.
Bonos subordinados.-
Otro
producto similar a las participaciones preferentes en el sentido que sólo
cobras si la empresa tiene beneficios. Pero son más líquidos ya que algunos se
negocian en mercados secundarios. Es un dinero que no se puede disponer hasta
vencimiento. Eso sí, a diferencia de las preferentes en las subordinadas sí se
sabe cuándo se devuelve el capital.
Futuros y opciones.-
Son
productos sólo para expertos, son tremendamente arriesgados porque es muy fácil
perder toda la inversión, así como duplicarla en poco tiempo. La clave de estos
productos es el apalancamiento, te permiten invertir varias veces el capital
aportado.
Bonos Convertibles.-
Permiten a
un ahorrador tener durante un tiempo unos bonos y luego convertirlos en
acciones de acuerdo a la cantidad invertida en los bonos y al canje que se haga
con las acciones. El principal riesgo es el precio de conversión, cuando se
fija al inicio se asume el mismo riesgo que si comprases acciones porque a la
hora del vencimiento te van a dar las acciones al precio prefijado, y si la
acción en ese momento ha bajado un 20% tu lo pierdes. Lógicamente si la acción
ha subido también te beneficias. En cambio hay otras conversiones hechas a
precio de mercado que no dan problemas ya que se cambian por acciones al precio
que estén cotizando en ese momento.
Pagarés y Bonos de empresas.-
Son un
producto de riesgo ya que te fías ciegamente de la solvencia de la empresa.
Cómo cualquier inversión el rendimiento vendrá marcado por el riesgo de la
inversión. Sólo hay que ver lo que ocurrió con los pagarés de Nueva Rumasa que
prometían un 10% y al final los inversores perdieron su dinero. Suelen ser
productos con poca liquidez.
Si sabéis de algún otro producto del que tengáis alguna duda
podéis consultarme por correo.